lunes, 5 de abril de 2010

Maneras de hacer arte

GOODMAN, Nelson; Maneras de hacer mundos. Traducción de Ways of wordmaking (1978) realizada por Carlos Thiebaut, Visor, Barcelona, 1990.

Nelson Goodman (7 de agosto de 1906 - 25 de noviembre de 1998) fue un filósofo estadounidense conocido por sus trabajos sobre los condicionales contrafácticos, la mereología y la inducción.
Nació en Somerville, Maryland. Se graduó en la Universidad de Harvard en 1928 y obtuvo su doctorado en filosofía en 1941. Dirigió una galería de arte durante 11 años en Boston, Massachusetts y se enlistó en el ejército estadounidense hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Luego enseñó 18 años en la Universidad de Pensilvania, participó en el Centro de Estudios Cognitivos entre 1962 y 1963 y entre 1964 y 1967 se desempeñó como docente en distintas universidades hasta que fue nombrado profesor en Harvard en 1968.
Goodman, en el prólogo hace una breve descripción sobre como trata los diferentes aspectos tratados a lo largo de su libro: Más que consecutivos en un proceso de argumentación, son con frecuencia variaciones sobre los mismos temas recurrentes…[1]
En el capítulo ¿Cuándo hay arte?: Toma como premisa la pregunta ¿qué es el arte?, tan recurrente y tan frustrante a la vez para llegar a su respuesta. Tal vez, no se trate de la pregunta correcta. Por lo que procede explicando los símbolos y el valor del objeto, para identificar y distinguir que se otorga como una obra de arte.
“Ejemplifica” los ideales de los puristas; demostrando sus errores y controversias, para poder elaborar todo un discurso respondiendo al título del capítulo.
Por lo general; entendemos que los símbolos en una obra proceden del exterior, todo un error porque hay símbolos que no son del exterior. Luego, distingue entre propiedades internas o intrínsecas y cualidades externas o extrínsecas en la obra de arte. Las trata extendidamente, en el 4.2. Un dilema; donde llega a la conclusión de que es muy relativo denominar estas cualidades y hacerlas distinguibles para elaborar diferentes teorías, ya que la obra puede poseer unas, otras u ambas. Como por ejemplo; los ideales puristas; donde sólo se debe entender por obra de arte, “la posesión de su carácter inherente, la obra en sí y nada más”, el resto implica aspectos que nos hacen distraernos de la propia obra.
Una obra de arte, por muy libre que esté de representación y de expresión, sigue siendo un símbolo, aunque aquello que simbolice no sean cosas, personas o sentimientos, sino ciertas formas de color, textura o de forma que esa obra manifiesta. [2] Pero los símbolos van más allá de lo representacional y lo expresivo. Lo importante sin duda, es la función simbólica que se da a las obras para identificar cuando hay y no hay obra de arte.
El autor, aclara que ninguna de estas distinciones son válidas; ya que el actuar como un símbolo es lo mismo que como una obra de arte. Por otro lado; para identificar que estos símbolos funcionen como obras de arte, es necesaria una teoría general de los símbolos donde queden fundamentados, es decir, una serie de síntomas que se traducen al concepto del arte, no en ideas acerca del arte.
Incluso, se atreve a distinguir que lo estético tiene cinco síntomas: densidad sintáctica, densidad semántica, plenitud relativa, ejemplificación, referencia múltiple y compleja… Pero estos síntomas no suministran definición alguna.
Aclara: La respuesta a la pregunta “¿Cuándo hay arte?” parece depender claramente de la función simbólica, lo que está bastante lejano del camino en que pretende responderla aquel que se esfuerza en especificar las características diferenciales de lo estético con respecto a lo simbólico. [3]
El que se localice arte está sujeto o depende: del contexto, circunstancias, en qué condiciones, en qué lugares… Félix de Azúa, le critica esta respuesta; alegando que no resuelve nada.
Por lo que creo que vuelvo al principio en lo que ya sabía, que hemos tratado en clase; el arte es todo aquello que se usa como tal, (no tiene consistencia real, sino de idea). Aunque Goodman no se atreva a decirlo, porque le parezca demasiado pernicioso.
Ya tenemos el ejemplo de Duchamp. Si un objeto sin más es elevado a la categoría de arte, sólo al descontextualizarlo y colocarlo en un museo; adquiere el valor de obra de arte. Pero aquí, si me parece importante la aportación de Goodman; cuando trata la obra como su valor en tanto que obra de arte, no es permanente. Si la obra se saca del museo ya no es tal pero si el objeto no se usa como obra de arte, no deja de ser una cosa en sí, en tanto que objeto aunque pierda su categoría de obra de arte. Son muy buenos sus ejemplos, de hecho me atrevería a decir; que mucho más inteligible que su planteamiento teórico o intelectual. Como él mismo dice; una silla siempre va a ser una silla, aunque no se use como tal. Si se usa como obra de arte al colocarla en un museo o en un contexto determinado valorando la de este modo, será una obra de arte en ese momento; no se contemplará como una silla sin más, auque habrá quien la vea así. Cuando hablo del museo; no me refiero sólo al lugar donde únicamente puede tener cabida una obra de arte, sin olvidar el Land Art.…
Debo admitir, que después de esta lectura y otras más; aún mi “idea” del arte, es mucho más concisa, cierta y amplia; pero a veces al no establecer una teoría totalmente estable sobre el arte, es decir; en cuanto a teorías filosóficas que simplemente son posturas para formar mi concepto sobre el arte, en muchos momentos me desconciertan.
Pero por otro lado, entiendo o he llegado a entender, que si el arte es una práctica social, dependerá; de los contextos, circunstancias, ideales, etc.… del momento en el que se encuentre. Remito de nuevo, la respuesta ya expuesta de Goodman.
Finalmente; me parecen importantes la unión y la distinción entre los planteamientos, tanto de Goodman como de Félix de Azúa. Por un lado, la teoría del primero sumando la crítica del segundo; con respecto a el poderoso papel de los “medias” en la determinación a la pregunta ¿Cuándo hay arte?.







[1] GOODMAN, Nelson; Maneras de hacer mundos. Página 14.
[2]Ibíd. Página 96.
[3]Ibíd. Página 101.

No hay comentarios:

Publicar un comentario