lunes, 5 de abril de 2010

Los principios del arte

COLLINGWOOD, R, G.; Los principios del arte, traducción de H. Flores Sánchez de The principes of Art (Londres 1938). Fondo de cultura económica, México D. F. 1960 (1985).

Robin George Collingwood (Cartmel Fell, Lancashire, 22 de febrero de 1889Coniston, Cumbria, 9 de enero de 1943) fue un filósofo e historiador británico.
Hijo del académico W. G. Collingwood (professor of fine arts de la University of Reading), se educó en Rugby School y el University College, de Oxford, donde se graduó con honores de primera clase. Antes de ello había sido elegido fellow del Pembroke College de Oxford, cargo que egerció quince años antes de convertirse en Waynflete Professor of Metaphysical Philosophy del Magdalen College de Oxford. Fue el único discípulo de Francis J. Haverfield que sobrevivió a la Primera Guerra Mundial.
Fue influido por los idealistas italianos como Benedetto Croce, Giovanni Gentile y Guido de Ruggiero, este último como amigo íntimo. Otras importantes influencias fueron las de Hegel, Kant, Giambattista Vico, F. H. Bradley y J. A. Smith. También John Ruskin, del que había sido alumno su padre.
Collingwood es principalmente conocido por su libro The Idea of History (La Idea de Historia), obra póstuma, compuesta por varias fuentes reunidas poco después de su muerte por su discípulo T. M. Knox. La obra se convirtió en la principal inspiración para la filosofía de la historia en el mundo anglosajón. Es ampliamente citada, lo que llevó a un comentarista a decir irónicamente que Collingwood se iba a convertir en "el mejor mal conocido pensador de nuestra época" ("the best known neglected thinker of our time").[1] Además de filósofo de la historia, Collingwood era también un historiador en la práctica, así como arqueólogo. En su época era considerada una autoridad en la Britania romana.
Collingwood entendía la historia como la "recolección" del "pensamiento" de un personaje histórico. Collingwood consideraba si dos personas diferentes podían tener el mismo pensamiento y no sólo el mismo contenido, concluyendo que "no hay una teoría sostenible de la identidad personal".
La tarea de este libro es contestar a ¿qué es el arte? Pero esta definición es muy complicada; debida a su uso común que es ambiguo y los problemas que acarrea a lo largo de la historia. Se trata de posicionarse en la reflexión que interese para poder tratarla con claridad y sistematizar las ideas que se tienen de ella. Debemos revisar los sentidos impropios de la palabra “arte” de un modo cuidadoso y sistemático.[1]
Después, se debe dar una definición del “arte”. Para poder tener en la mente no sólo una idea clara de la cosa por definir, sino una idea igualmente clara de todas las otras cosas con referencia a las cuales se define. [2] Esta nota me parece imprescindible, de ahí que lo plasme literalmente. Porque me viene a la memoria el procedimiento que estamos llevando en clase para explicar la elaboración de un proyecto, como punto a definir no al principio sino más adelante, ahora lo veo totalmente coherente, pero antes siempre me habían pedido en mis proyectos para otras asignaturas, colocar este punto al principio. Ya comprendo que no debe ser así.
Se habla del estético-artista, como el que diferencia sobre que es obra de arte y que no, e incluso puede elaborar juicios de valor. Mientras que estéticos-filósofos, se ocupan de plantear lo que no sabe hace el primero. Aunque esto es algo relativo. Ya que la estética de los filósofos no puede nunca proclamar o proponer ninguna teoría como verdadera.
En cuanto a las figuras tratadas en el párrafo anterior, Gollingwood expone como crítica la situación actual, que es muy parecida o al menos eso creo; a la relación del crítico y del artista. A unos les da por ser teóricos, otros prefieren ocuparse de la práctica y seguir la teoría que los otros elaboran, demasiadas figuras opinando sobre el arte.
La historia del concepto de arte; para los griegos no había distinción entre artista y artesano. En el Renacimiento (primero en Italia y luego en el resto del mundo) se volvió al viejo concepto, por lo que pensaban sobre ellos que eran artesanos. No fue hasta el siglo XVIII cunado los conceptos y problemas de la estética comenzaron a separarse de la técnica (como destreza). Al final del siglo XVIII, se consigue la distinción entre bellas artes y artes útiles. Y en el siglo XIX la frase anterior, al omitir el adjetivo y pasar al singular; se convirtió en “arte”, pero la carga de este concepto es tan pesada que se sigue adoptando la definición vieja. La noción nueva de arte se queda en el ámbito teórico.

La forma para descubrir el significado correcto es preguntar no “¿Qué significamos?” sino, “¿Qué tratamos de significar?”. Y esto implica la pregunta “¿Qué nos impide que signifiquemos lo que tratamos de significar?”. [3]
Las teorías modernas del arte insisten, en que para lo que una obra de arte sirve es para ser contemplada como tal.
Concepto de artesanía: La artesanía se distingue de la planificación y de la ejecución. La artesanía requiere de un pre-conocimiento. Hay una relación jerárquica entre diversas artesanías, en la que una suministra lo que la otra necesita, y así sucesivamente. La materia prima de una artesanía es el producto acabado de otra. En la jerarquía de los medios una artesanía suministra a otra las herramientas. En la jerarquía de las partes, una operación compleja como es la manufactura de un automóvil se halla repartida entre un cierto número de industrias.
La mayor parte de la gente que escribe sobre arte hoy día parece pensar que se trata de un tipo de artesanía; y éste es el principal error contra el cual debe luchar una teoría estética moderna. Aun los que no caen abiertamente en el error mismo, adoptan doctrinas que lo implican. Una de estas doctrinas es la de la técnica artística. Esta doctrina puede exponerse del modo siguiente. El artista debe tener una cierta forma de habilidad especializada, a la que se llama técnica. [4]
El artista debe poseer una técnica, adquirida su práctica con los medios, para poder conseguir sus fines. Aunque requiere de una técnica que ha aprendido como el artesano, no se convierte en su fin, es decir, la técnica no es el fin del artista ni debe ser un maestro clásico de la técnica, como un “virtuoso”. Sino que se trata de dominar los medios para elaborar el fin. Cuya función distintiva es la intención del artista, trabaja mediante un propósito, no se trata de jugar al azar, ni a llevar a cabo unas destrezas.
La habilidad técnica que pueda adquirir un artista, no quiere decir por ella misma, que sea un artista. Porque un técnico se hace, pero un artista nace. Según Collingwood. Aun que yo no comparto esta última reflexión. El arte que es una práctica social, por lo que se hace, en este caso por el artista, no se nace siendo artitas ni artesano, para es algo que se aprende y recaigo era jerarquía de ambos conceptos. Ya que no considero que una obra de arte pueda ser una artesanía. El fin que debe alcanzar el artesano le es dado, mientras que el del artista, lo plantea o escoge él, pero no me refiero al artista; como genio creador libre, ya que creo que siempre hay algo que nos condiciona, no existe esa libertad, tal cual.
La más acabada técnica no producirá la obra de mejor calidad, si esas facultades faltan; pero de todos modos, ninguna obra de arte puede ser producida sin un cierto grado de habilidad técnica. En este planteamiento, también difiero con el autor. Ya que hay obras que no poseen una exquisita técnica para alcanzar el valor del arte,( igual sea algo que tenga que ver con el mercado del arte, pero creo que se debe distinguir entre arte y mercado), pero sostengo que el dominio de una nueva técnica es fundamental para “madurar” la obra.
Una obra de arte ya no puede ser un artefacto, como en la concepción clásica.
No puede decirse lo mismo acerca de otro intento de rehabilitar la teoría técnica del arte. Ya que aquí la obra de arte es concebida como un artefacto, creada por el propósito de servir de medio para la consecución de un fin más allá de ella, a saber, un estado de ánimo en el público del artista. Para poder afectar a su público de un cierto modo, el artista se dirige a él de determinada manera, colocándole ante sí una determinada obra de arte.[5] .
La artesanía poética, artesanía pictórica, etc., son llamadas equívocamente arte, porque la distinción de medio y fin, sobre las que todas ellas descansan, no pertenece al arte propiamente dicho.
La clasificación de las reacciones psicológicas producidas por una obra de arte no es una clasificación de clases de arte, sino que es una clasificación de tipos de pseudo-arte; que son tipos de usos de los que el arte se aplica, pero equivocadamente se denomina así porque no es arte en sí. Para que se de este seudo-arte, debe haber primero arte y luego una fin de utilidad.
El estímulo de ciertas reacciones en el público es la esencia del arte o una consecuencia que surge de la esencia del arte. Si por obra de arte se entiende como la cualidad de suscitar, crear estímulos, reacciones emocionales, etc., en el que las contemple, entonces el artista queda supeditado a actuar como un proveedor que muestra o vende su producto.
El estímulo de ciertas reacciones debe considerarse no como la esencia del arte sino como una consecuencia que surge en ciertas condiciones de la naturaleza.
Es un hecho que las obras de arte estimulen ciertas reacciones en el espectador, y esto es porque son obras de arte y es su función, es decir, estimulan porque son obras de arte y no por otra razón; esto es un error.
Ya “olvidado” el término técnica para referirnos al arte, optamos por el de bellas artes; donde aún perduran ideas equívocas acerca del término:
Como que las artes útiles y las bellas producen al igual obra manufacturada. Esta idea debe desaparecer ya que nos juega una mala pasa, recaemos en el artista como artesano. Por lo que debemos saber que la obra de arte u objetos de arte, son cosas corpóreas y perceptibles… Esta idea es la teoría del arte misma. Primero se trata de la idea (antes de ser plasmada), después plasmada que es la cosa corpórea o perceptible (cuadro, etc.), cuya relación con la cosa mental (de lo perceptible y la idea, lo mental); la primera no es obviamente nada que pueda llamarse una obra de arte, si obra significa algo que se hace en el sentido en que un tejedor hace una tela. Pero como es la cosa que el artista como tal primariamente produce, argumentaré que podemos llamarla la obra de arte propiamente dicha. La segunda cosa, la cosa corpórea y perceptible es sólo incidental a la primera.[6]
También se recae en que el término “bellas artes”, “artes bellas”; implican que la obra como algo perceptible,... se distinga del producto útil solo porque la obra es bella. Donde queda supedita la obra de arte solo a su belleza, que sería su razón de ser, como única distinción de la artesanía, de la obra útil. La belleza no tiene nada que ver con el nada, o mejor dicho no es una cualidad distintiva del arte. Según los griegos, la belleza es algo admirable, deseable,…
La teoría estética es la teoría no de la belleza sino del arte. La teoría de la belleza, si (en vez de cómo lo hizo Platón, que vinculó la belleza con el amor) en vez de ser vinculada a la teoría del amor, es vinculada a la teoría estética sobre una base “realista”, es decir, de explicar la actividad estética recurriendo a una supuesta cualidad de las cosas; que tampoco es correcta.
El arte propiamente dicho no es ni puede ser representativo. A pesar del papel conflictivo que éste ha jugado a lo largo de teoría del arte, y que a veces se sigue confiriendo al arte.
La distinción entre imitación y representación es indispensable para abarcar entre otros los principios del arte; La imitación debe ser entendida en su virtud de relación con la obra de arte, la cual se suministra un modelo de excelencia artística. La imitación es una artesanía. Cuando un artista imita obra de los grandes maestros clásicos, lo que realmente está haciendo es simular, es una falsificación, no compete a la obra de arte. La representación se comprende en virtud de su relación con algo de la “naturaleza”, esto es algo que sea una obra de arte, de ahí la distinción con la imitación. La representación es siempre un medio para un fin.
Relación entre la magia y el arte. Tienen mucho en común, similitud de comportamientos. Ambas son prácticas sociales. La magia contiene en su práctica; música, danza, etc.… que estas son consideradas arte. Pero la intención o mejor el de la magia, es suscitar emociones, y también diversión. Son fines preconcebidos por un medio, por lo que no pueden ser implicadas en el término propiamente del arte, si de la artesanía, sería un pseudo-arte. .
De nuevo se debe aclarar que si el medio es utilizado para un fin, no puede ser éste arte en sentido propiamente dicho.
Cuando la magia suscita emociones, lo hace de un modo muy distinto como lo hace la diversión.[7]
Las emociones suscitadas por la magia, son adquiridas por la representación, que va dirigida a las emociones. (Y la práctica de la magia va dirigida a las emociones). Dichas emociones tienen una utilidad, que son para ser descargadas en la vida práctica. Como ocurre en la semana santa en Andalucía. Todo un rito con representación, función evocar emociones, (bueno además de otros intereses creo son evidentes pero no para tratar aquí.) diversión, etc., arte mágico.
Retomo la noción de la representación, pero para compararla con lo que hablamos un día en clase: el hecho de que la esencia del arte no puede ser la representación, pueda estar presente pero no es su razón de ser. Por ejemplo; si un cuadro es como un espejo no veo la pintura, sino la representación. No estoy seguro de que sea un buen ejemplo, ya que también explica la separación entre lo figurativo o lo no figurativo. Para valorar la pintura en tanto que pintura.
Entra en crisis el espíritu renacentista con el arte moderno. En el Renacimiento se sustituyó el arte mágico por arte de la diversión. Porque cambia el sentido estético. Se forma una escuela de literarios ingleses; donde planteaban que el arte no podía ser sometido a ningún utilitario, sino que debía practicarse por sí mismo. “Arte por el arte”; teoría estética según la cual la obra artística posee un valor intrínseco independiente de su alcance ideológico, social, religiosos, etc. Se difundió con fuerza a finales del siglo XIX principalmente en Francia, Italia e Inglaterra. Según Collingwood, esta nueva doctrina, estaba cargado de diversión pero para una élite muy selecta, en algún sentido, e incluso en mucho hacía referencia y definía al arte mágico.
La restringida y autonombrada élite de artistas y hombres de letras no tiene ningún monopolio de la producción artística. Fuera de esa élite hemos tenido dos vigorosas corrientes de tradición artística desde el Renacimiento, y en cada caso la cualidad mágica del arte es inequívoca. [8] Constante crítica del artista a los teóricos de la época, al no plantear (o no querer lo así); la esencia del arte. Estos críticos, teóricos, etc., adoptan posturas ante el recrudecimiento del arte mágico. Donde se encuentran: El arte de los pobres, arte de la clase distinguida y religiosos…
Para el autor, magia; es la evocación de las emociones que se necesitan para el trabajo de la vida práctica. Y la religión es un credo, o un sistema de creencias acerca del mundo. Pero en la práctica de la religión es donde está la magia. Y que el motivo del arte está en todos los actos comprendidos como ritos, costumbres, cultura, etc., que sean prácticas sociales, además con el fin de unir al grupo, pero subordinado al arte mágico.
Para Collingwood, lo emotivo es la esencia del arte, como necesidad mental humana y su actividad en comunidad.
La magia es útil en el sentido de que las emociones que excita tiene una función práctica en los menesteres cotidianos; la diversión, en cambio, no es útil sino sólo disfrutable.
El juego es le trabajo de los niños. Éste juego si se asemeja más al arte propiamente dicho. Los juegos son magia, porque implican el rito. Pero el arte no trata de diversión.
Algunas teorías hedonistas del arte lo entienden como “deleitar”. Por lo que el Collingwood, matiza que el arte sea deleite en general, es deleite pero de un tipo especial.
La obra de arte que suministra la diversión, no tiene ni valor ni sentido en sí misma, porque se de un medio para un fin. Todo está preconcebido; intención, fin, medio, efecto, emoción, respuesta, tipo de público…
El artista debe permanecer a medio camino. Debe excitar emociones suficientemente conectadas con la vida práctica de su público para que su excitación provoque un vivo placer; pero no relacionadas de modo tan íntimo que un rompimiento de la barrear constituya un serio peligro. [9] Tener en cuenta al público y ver de qué manera repercutirá la obra en ellos.
Un claro ejemplo de este arte de diversión; es el arte pornográfico, por lo que entraña y despierta tanto placer en el público, de ahí que sea tan popular. Porque provocan la excitación sexual en el receptor.
El hecho de que en el Renacimiento, abunden los desnudos, escenas eróticas, etc., no es para estimular emociones hacia un comercio real entre sexos, sino para suministrar objetos ficticios y apartarlos de sus objetos de diversión.
Desde este momento, la sociedad se convierte en consumidora de lo más popular. Es decir, las novelas que descriptivas de desamor, pasiones desatadas… en definitiva lo que supone la diversión entendida como disfrute sin juicio alguna, sin unas normas que regulen tanto el comportamiento estético como otros, que se eduque el gusto, etc., pero sin jerarquizar si es posible. La clase pudiente se encontraba desbordada por la diversión y el placer, sumado la importancia de las emociones, una liberación sin educación, después de una represión, como había sido toda la época del medievo.
La obra suscita reacciones comunes a un grupo de personas dependiendo del contexto biológico e histórico social.
Para Collingwood; Condenar a la magia por ser mal arte es tan necio como elogiar al arte por ser buena magia. Ya que el atribuye al arte como una mezcla entre arte y magia, siendo esta la predominante. Siempre las emociones serán predominantes en el arte para el autor, No debemos condenar las cosas que nos rodean porque son fundamentalmente magia y valiosas por ello, son emociones que unen a la sociedad. (Por esto se suelen considerar como buenas en lo popular, además de lo abundante).izo
Una historia de la diversión en Europa podría dividirse en dos capítulos. El primero; los espectáculos del teatro y el anfiteatro romanos, tomando su material del drama religioso y de los juegos del período arcaico. El segundo; describiría la diversión del Renacimiento y en las épocas modernas, primero aristocrático, luego transformado en grados por la democratización de la sociedad hasta llegar al periodismo y el cine de hoy, tomando su material de la pintura, escultura, arquitectura, la música, las procesiones y la oratoria religiosas de la Edad Media. [10]
En el siglo XIV el arte se pone al servicio personal, esto provoca enemistad, que con el tiempo se hizo más violenta contra el arte mágico que contra el de diversión. Esta tendencia fue acatada por los banqueros y manufactureros que dominaron el mundo moderno. Ya que el arte se liberó de la diversión, a la oposición de algo proscrito y perseguido. La religión había impuesto que el trabajo era el sentido de la vida, imperando esta idea, pero solo para los pobres. Porque los ricos no sabían que hacer nada más que divertirse.
Los intentos de desligar al arte de la magia y la diversión fueron acallados por los mismos artistas. Por lo que al oponerse volvieron al principio de la teoría del arte. Es decir, como los esclavos que retoman la esclavitud y al hacerlo su situación empeora.
Dominó la censura. Y así siguió su camino el siglo XIX, en constante pendiente.
El acta de educación en 1870 impuso, un nuevo modelo basado en la industrialización. Etapa de destrucción de la vida moral inglesa y con ella la desaparición del arte mágico del pueblo. Es entonces cuando surge el arte de diversión, como el “fútbol”, cine, radio… donde todos los pobres se vuelcan a la diversión, ya que no les dieron otra opción.
Para Collingwood, el arte propiamente dicho, es el que comprende las emociones pero no con el fin de suscitarlas en el público; ya que de ser así se trataría de la esencia de la artesanía. El objetivo de ésta es despertar emociones y su manufactura se concibe en general, (fin y medio son iguales a la técnica). Mientras que el verdadero artista es el que expresa emociones, (de un tipo concreto) no con el fin de suscitarlas, desde una concepción individualizada. El artista descubre cuáles son sus emociones al buscar como expresarlas, no pueden empezar la labor de la expresión decidiendo qué emoción expresar. [11] No se debe llegar a una visión errónea, confundiendo lo que el artista quiere expresar a lo que al público “le trasmite”, que no es más que una experiencia estética, totalmente personal. La experiencia estética no es arte propiamente dicho.
No se trata de jerarquizar entre el público y los artistas, sino que uno ha tomado una decisión para hacer algo determinado, que los demás si quieren pueden aprender o desempeñar. Criticar la idea de que los artistas pueden o deben formar un orden o casta especial; fue un residuo de la teoría técnica del arte.
Si los artistas realmente han de expresar “lo que todos han sentido”, deben compartir las emociones de todos. Aunque esto no ocurrió así, en gran medida durante el siglo XIX, cuando la separación de los artistas del resto de la humanidad alcanzó su culminación.
Se debe diferenciar entre expresar una emoción y exhibirla. Dentro de la expresión se encuentran los sentidos propios e impropios de la palabra, por lo que para el arte como expresión; debe hacer referencia a la propiamente dicha que es la lucidez o inteligibilidad. [12]
¿Qué es lo que distingue a una obra de arte de un artefacto?, ¿Qué tiene ese objeto que le hace ser una obra de arte? Todas estas preguntas son planteadas por Collingwood. Estamos tan familiarizados con la práctica del arte, que nos referimos a ella como “crear”. El artista como ser finito; no se eleva a la categoría de algo divino, no crea a partir de la nada. Eso ya lo hizo Dios, en un momento creativo. (Esto último solo es una alusión sin más).
La reflexión del autor, para hablar de creación artística, no es nueva, hoy día recaemos en ella, pero el artista o entendido en el arte debe saber su significado propiamente dicho. La noción de crear aplicada al arte ha derivado de la siguiente forma; creación – crear- hacer- hechizo- fetiche, artística…

. Finalmente, Collingwood otorga un valor predominante a la imaginación y las emociones expresadas. Para él la esencia del arte radica en el deleite de la experiencia imaginativa. Una obra de arte puede ser creada en la mente del artista, y tiene existencia en el mundo real. Al crear una experiencia o actividad imaginaria, expresamos nuestras emociones; y a esto es a lo que llamamos arte.

La defensa de los principios del arte por el filósofo, están fundamentados por una filosofía esencialista. Que lo que ha intentado es destapar a través de la intuición, porque la esencia no se ve; la esencia del arte. Las esencias simplemente se intuyen. Aquí funciona la verdad como convicción. Han tratado establecer a través de la convicción el alma del arte… Es todo es lo que vimos en clase, y esta era una de esas teorías.
En cuanto a esta esencia del arte, creo que los sentimientos y las emociones son aspecto personales de cada cual, no se pueden confundir como detonantes para elaborar y designar a la obra de arte, ya sea buena o mala, verdadera…
Debo reconocer que después esta lectura, aunque muy inteligible, tentadora e incluso onírica; he comprendido que eso de la esencia, o mejor aún de que el artista exprese sus emociones que son dejadas como huella o gesto en la obra de arte, no lo comparto.
Antes, cuando comencé mi carrera de bellas artes y seguro que mucha gente lo comparte; pensaba que había algo más, este creo ahora era la parte que no comprendía. En ocasiones cuando no sabemos o algo se nos escapa, rápidamente respondemos que como no sabemos explicar con palabras y mucho menos teoría, era como algo interior que el artista sacaba y expresaba, esas emociones. Lo que si mantengo es que el arte sirve para mucho más que para expresar, etc., o eso me gusta pensar. Porque algo me podré quedar para mí; ya sea mi experiencia estética, deleite, admiración…pero ese tono un poco de irracionalidad, o quiera llamarse, no todo conocimiento científico; que es el nos sirve para criticar las cosas bajo un conocimiento fundado.


































[1] COLLINGWOOD, R, G.; Los principios del arte. Página11.
[2]Ibíd. Página12.
[3] Ibíd. Página16. Final.
[4]Ibíd. Página 33.
[5]Ibíd. Página 36.
[6]Ibíd. Página 43.
[7] Ibíd. Página 69.
[8] Ibíd . Página74 y 75.
[9]. Ibíd. Página 85.
[10]Ibíd. Página 97.
[11]Ibíd. Página 114.
[12]Ibíd. Página 119.

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