jueves, 1 de abril de 2010

PIntura moderna y Kitsch

GREENBERG, C.; La pintura moderna y otros ensayos. Traducción al español de Avant-Garde and Kitsh, The Crisis of the Eassel Picture, Cézanne and the Unity of Modern Art, American-Type Payinting, Sculpture in Our Time, The Passed-Paper
Greenberg (16 de enero de 1909 - 7 de mayo de 1994) fue un influyente crítico de arte estadounidense muy relacionado con el movimiento abstracto en los Estados Unidos. En particular, promovió el movimiento del Expresionismo abstracto y tuvo relaciones muy estrechas con el pintor Jackson Pollock.
Se graduó en la Universidad de Syracuse (Nueva York. Destacó por vez primera como crítico de arte con su ensayo Avant-Garde and Kitsch, publicado por vez primera en el periódico Partisan Review de 1939. En este artículo Greenberg afirmó que la vanguardia y el arte modernista fue un medio de resistirse a la nivelación de la cultura producida por la propaganda capitalista. Greenberg se apropió de la palabra alemana 'kitsch' para describir este consumismo, aunque sus connotaciones han cambiado desde entonces hacia una noción más afirmativa de materiales de desecho de la cultura capitalista. El arte moderno, como la filosofía, exploró las condiciones bajo las cuales experimentamos y entendemos el mundo. Revolution y Modern Painting, realizada por Fèlix Fanés. Siruela, Madrid, 2006


En el terreno artístico, se ha llamado vanguardias históricas a una serie de movimientos artísticos de principios del siglo XX. Estos movimientos buscaban innovación en la producción artística; se destacaban por la renovación radical en la forma y el contenido; exploraban la relación entre arte y vida; y buscaban reinventar el arte confrontando movimientos artísticos anteriores.

La palabra kitsch se origina del término alemán yidis etwas verkitschen. Define al arte que es considerado como una copia inferior de un estilo existente. También se utiliza el término kitsch en un sentido más libre para referirse a cualquier arte que es pretencioso, pasado de moda o de muy mal gusto.
El poeta o artista de vanguardia buscaba mantener el alto nivel de su arte tanto depurándolo como elevándolo al plano de la expresión de un absoluto en el que todos los relativismos y contradicciones serían o bien resueltos o bien considerados sin sentido. Aparecen el “arte por el arte” y la “poesía pura”, y tema y contenido se convierten en algo de lo que hay que huir como de la peste.[1]

En la búsqueda de lo absoluto, es por se llega a la abstracción. La obra sólo puede ser reducida así misma. Estos valores de lo absoluto, a los que atiende el artista son más apreciados unos que otros; se trata de los valores estéticos, que son relativos. Y así resulta que se acaba imitando, no a Dios –y aquí utilizo “imitar” en el sentido aristotélico-, sino a las reglas y procesos mismos del arte. Ésta es la génesis de lo “abstracto”. [2]
Si lo abstracto u otro estilo; pretenden tener validez estética no pueden constar o ser fruto de la casualidad, sino de todo un discurso, el cuál se convierte en el tema del arte.

Que la cultura de vanguardia es la imitación del imitar –el hecho en sí mismo- no requiere nuestra aprobación ni nuestro rechazo.

Donde hay una vanguardia por regla general encontramos también una retaguardia. Al mismo tiempo que aparecía la vanguardia, un segundo fenómeno nuevo irrumpía en el mundo occidental industrializado: eso es lo que los alemanes han llamado lo Kitsch… Es un producto de la revolución industrial que, al urbanizar las masas de Europa occidental y América, estableció lo que se denomina la alfabetización universal.[3]

Lo kitsch es una recopilación entre lo viejo de mal gusto o mala calidad y lo novísimo.
Lo kitsch ha supuesto una suplantación de la cultura indígena y popular, llegando a una elevada expansión de su lugar de origen, de la ciudad al campo, no tiene límites geográficos; creando una necesidad en la sociedad.

Mediante la contemplación de una obra kitsch en el público sin educación artística alguna, incidirán con un maravilloso efectismo; ya que le proporciona lo que éste busca, imagen explícita y tema en el que de alguna manera se siente identificado, escenas populares, etc., mientras que una obra de contenido no tan explícito y teniendo el espectador que interpretarla y búsqueda de la misma, producirá desconcierto y pasividad absoluta ante el espectador, ya que le faltan las nociones básicas para poder interpretar y se enfada ante su ignorancia.
El público culto, contempla una obra que se comprende dentro de las vanguardias, e interpreta la obra a partir de sus conocimientos técnicos y demás de esta misma.
Puede que ambas situaciones; tanto la contemplación del culto como del no culto, sean de igual formas de comportamiento o mejor deleite ante lo que entiende y conocen, aunque sus respuestas y conclusiones serán muy diferentes. Lo kitsch busca el efectismo, mientras que la vanguardia busca la causa.

Si la vanguardia imita los procesos del arte, el Kitsch imita sus efectos.

Una vez que el arte ya no representa realidades o temas reconocibles por todos, es decir; por todo tipo de público, tanto el culto como el popular. Este tipo de arte se convierte en una herramienta exclusiva para una minoría; que son los que comprenden este tipo de arte, ya que se requiere de un conocimiento específico y al alcance de unos pocos.

El desarrollo del Kitsch es una solución de los gobiernos poco costosa para intentar contentar a la masa. Esto es más fácil que acercar o proporcionar a la masa la cultura. Por lo que actúan supeditando la cultura a su nivel tan bajo. Ya que no se trata de la gran mayoría pueda poseer un buen nivel cultural, ya que así les es más fácil conseguir sus propósitos.

Si la masa no posee conocimiento no puede criticar y mucho menos cuestionar algo establecido, por gobiernos u otras instituciones, siendo suplantados con la justificación de lo Kitsch dejando abolida la vanguardia como algo pretencioso y peligroso para los mandos de poder.


La pintura moderna.
La pintura moderna es una nueva forma de expresión pictórica iniciada a finales del siglo XVIII que surge en contraposición a los movimientos pictóricos anteriores: Pintura renacentista y Pintura barroca, que a pesar de la liberación del hombre en todos los campos de las artes y el saber en el movimiento del Renacimiento pasada la Edad Media; aún se mantuvo por décadas siguientes, un tipo de modelo o patrón, tradicional en todas las ramas de las artes plásticas. La pintura moderna es la que rompe los esquemas, modelos tradicionales y patrones establecidos, dando un nuevo camino a la pintura, que concluye a inicios del siglo XX con el inicio de la Pintura contemporánea.[4]

La esencia de lo moderno consiste, en mi opinión, en el uso de los métodos específicos de una disciplina para criticar esta misma disciplina.

Lo moderno posiciona su crítica desde el interior del mismo, utilizando los métodos propios de la que está siendo criticada.

Era necesario establecer unos parámetros e inquietudes propias de cada estilo, movimiento artístico, etc. Por lo que cada uno de estos estableció sus tendencias, haciéndolas propias y recortando así el campo de competencia. Se trataba de establecer una definición a partir de las diferencias entre el arte del momento y del ya asumido como era el arte clásico. Para alcanzar la pureza y autonomía siendo caracterizados como únicos, los diferentes movimientos.

Pero más escandalosa todavía fue la Olympia, pintada en 1863 pero no presentada al Salón hasta 1865, donde naturalmente fue rechazada. Entre las razones por las que este cuadro iba a resultar chocante no son las menos importantes el hecho no sólo de que es una clara parodia de una obra renacentista (la Venus de Urbino del Tiziano), sino también una flagrante descripción de los hábitos sexuales modernos.
Manet sustituye en él a una diosa veneciana del amor y la belleza por una refinada prostituta parisina. Pero lo que realmente desconcertó a los críticos de la época es que Manet no le otorga sentimiento ni la idealiza, y Olimpia no parece ni avergonzada ni insatisfecha con su trabajo. No es una figura exótica o pintoresca. Es una mujer de carne y hueso, presentada con una iluminación deslumbrante y frontal, sobre la que el pintor muestra un perturbador distanciamiento que no le permite moralizar sobre ella.

Los maestros del pasado habían constatado la necesidad de preservar la integridad del plano del cuadro. Se tiende a ver que a representado el artista clásico en el cuadro, mientras que cuando se trata de pintura moderna; la función es ver el cuadro. (Para los artistas modernos esta debe ser la actitud).

Ya la pintura para poder conseguir su autonomía, tiene que despojarse de todo lo que pueda compartir con la escultura. Éste es también un detonante para que la pintura se vuelva abstracta.

El entrecruzamiento de líneas negras y los rectángulos de color de de las pinturas de Mondrian no parecen suficientes para hacer un cuadro, y sin embargo estos elementos, al ser un eco tan similares a la forma como una regla normativa dotada de una fuerza y plenitud.

Si se prescindiera del pasado, y de la necesidad y la obligación de mantener los niveles de calidad, al arte moderno le faltaría sustancia y justificación.[5]


[1] GREENBERG, C.; La pintura moderna y otros ensayos. Página 25.
[2] Ibíd. Página 26.
[3] Ibíd. Página 30.
[4] Wikipedia.
[5] Ibíd. Página 120.

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